«EN SU SALSA – SALTSAN». acrílicos sobre lienzo. 114 X 93 cms. cuadro realizado en concierto de SOLARIS JAZZ TRASH en KURKUDI TABERNA LIBRE!!!, Leioa (Bizkaia) el 6-06-2014.

 

EN SU SALSA

 

 

No me puedo cansar de agradecer después de cada concierto a todos los que lo han hecho posible, a IKER, a KURKUDI  y a todo el público que se acercó la noche del viernes:  MAITE e IBAN ,«duendecillo», que por cierto, no trajo sus pigmentos, ja, ja, ja…JULENKO, BRUNO, ENEKO…y otros tantos que no conocía. Y a los que recién conocí como JON GORROÑO, diseñador e ilustrador que se acercó desde DURANGO para vernos. Todo un un regalo.

Cada vez que regreso al PRINCIPIO  me siento reflejado como en un espejo de una forma que puede transcender el Tiempo presente. Reencontrarme con las personas que me han hecho crecer me regala la posibilidad de que el pasado y el presente se abracen y la imagen reflejada en el espejo sea más completa.

Si las aguas están limpias, el reflejo se verá con más claridad.

Eso nos ocurrió cuando regresábamos a casa de mis padres en San Inazio por la carretera de la ría, magnifico paisaje dónde la esencia del Bilbao que yo conocí todavía perdura en los astilleros, en las grúas-cigüeñas…y dónde quizás el cambio más importante sea que las aguas de la ría bajen más claras. Nuestra esencia tampoco ha variado mucho. Con suerte, vamos también transformándonos y volviéndonos más claros.

Tal vez sea eso lo que quiere transmitir la imagen. Hay movimientos que podemos considerar más externos, más superficiales,  (simbolizados quizás por la espiral blanca que pintó MAITE), pero no por ello menos importantes, que enriquecen lo que guardamos en nuestro interior o de alguna forma lo hacen más visible.

Lo externo y lo interno emergen.

A veces cuando nos enmarañamos en temas muy profundos, lo superficial se transforma en lo más revolucionario.  Al principio del concierto escribí «hemen eta orain gaude, etorri garelako – aquí y ahora estamos, porque hemos venido». Muy a menudo nos olvidamos de lo más certero y nos perdemos en terrenos muy escurridizos e inseguros que nos hacen diferenciarnos y no nos permiten encontrar aquello que nos une.

Pero corremos el riesgo de sentirnos inseguros si perdemos nuestra posición, el control,  y nos dejamos llevar por el acto creativo en esencia. Cuando terminó el concierto me gustó mucho el proceso,  bailé como nunca…pero había algo en el resultado que todavía no había asimilado. La sensación que tuve es que no tenía el control de lo que hacía, aplicaba la pintura al ritmo de la música; aunque sí decidía con que color hacerlo, no buscaba una imagen en concreto y eso me produjo cierta ansiedad al ver el resultado final disfrazada de «me hubiera gustado hacer otra cosa» (llevarlo a mi terreno). Creo que me dejé llevar por completo por el momento presente, mi yo más superficial se disolvía, ese yo que nos hace dividirnos, diferenciarnos y nos niega la posibilidad de encontrar puntos en común. Podría decir que lo que hacemos en estas circunstancias va un poco por delante de nosotros y necesitamos un Tiempo para asimilarlo y pensar sobre lo ocurrido.

A todo esto hay que añadir que en algún momento del concierto salieron JON GORROÑO, IBAN y MAITE a pintar. El cuadro le realizamos físicamente entre cuatro personas y yo me tuve que adaptar a lo que mis compañeros hicieron.

Creo que en una situación de estas características surge lo sorprendente. Una comunicación sin límites, libre. Cuando los participantes olvidamos por un momento aquello que nos separa, emerge la conexión, lo que sucede nos transciende. Y damos paso a lo que considero verdadero acto creativo.

Ayer hablaba con IKER y me explicaba cómo a una de las personas que se encontraba en el publico le encantó la música y el cuadro, pero que en un momento dado, algo que apareció en la pintura le tocó de tal manera que tuvo que irse…en otro concierto, en Acedo (Navarra), recuerdo cómo otra persona se había comunicado de una forma tan directa con la obra que se sentía completamente identificado con ella; en Eraul (Navarra) otro veía con claridad en un cuadro muy abstracto el paisaje que disfrutaba cuando escalaba, identificando cada forma abstracta del cuadro con un elemento de ese paisaje…

Y sucede lo que estoy buscando… que cada espectador se apropie de la obra, la haga suya y olvide  a esa cabra que no para de bailar y aplicar las pinceladas sin saber lo que hace.

Por que sin un espectador sensible y receptivo la obra no tiene sentido. Y el objetivo de  mi trabajo no consiste en darme palmaditas en la espalda.

Estoy profundamente agradecido a todas estas experiencias de aprendizaje,  que trascienden el lienzo.

 

JON GORROÑOJON pintando.

 

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