«ANCLA». acrílicos y collage sobre papel. 101 x 64 cms.

ancla

 

Comencé pintando el papel con color amarillo mediante pinceladas muy gestuales… bailando,  hasta cubrir casi toda la superficie.

Paré para fumar un cigarro, descansar y observar. De paso, se secaba la pintura.

Mezclé la pintura amarilla para conseguir un verde y continué aplicando pequeñas pinceladas mecánicas…no miraba el resultado, me fijaba más en el sonido del pincel al golpear sobre la madera dónde estaba clavado el papel. Dejé de bailar para tocar la percusión.

De vez en cuando mezclaba de nuevo la pintura para construir otro color. Continué descubriendo nuevos ritmos mientras la pintura dejaba su huella en la superficie.

Tiendo a pintar siempre utilizando la misma paleta y llevo ya un tiempo queriendo jugar con otros colores, de otra forma, descubrir algo diferente…

Un buen rato después me cansé. Paré de nuevo y me fumé otro cigarrito.

El resultado me parecía muy abstracto, impresionista. Me recordaba a la pintura tardía de Monet. Veía un paisaje, una pradera. El cambio de color en la parte superior dibujaba una línea que para mí simbolizaba el horizonte, que junto al color utilizado acentuaba la idea del paisaje.

No me atreví a dejarlo así, de alguna forma no reconocer nada en la obra me producía inquietud en ese momento…y decidí colocar (pegar) la «casa caracol» sobre la línea del horizonte.

El resultado cambia por completo. El fondo ya no es tan abstracto, la autocarabana puede actuar de ancla para no dejarme llevar por lo que pueda sentir cada vez que vea la obra; de alguna forma, impide a la imagen abstracta tener un carácter más abierto. Da menos margen para poder descubrir algo diferente cada vez que la observe.

Estéticamente me gusta el contraste entre el fondo impresionista abstracto y la silueta de la furgoneta. Esta es muy pequeña pero al pegarla en el soporte y al estar pintada de un color complementario al fondo, tiene fuerza y peso en el conjunto.

La obra representa el momento en el que me encuentro. Si lo que persigo tiene demasiada fuerza, si ocupa mucho espacio y tiempo, me  impide estar abierto a lo que sucede a mi alrededor. A menudo el esfuerzo que debo hacer para no quedarme anclado en fantasías y no vivir el presente me agota. Y por el contrario, intentar vivir el presente sin tener una dirección hacia dónde dirigirme, caminar en un fondo abstracto, me produce inquietud.

La línea que los separa es tan sutil cómo la línea del horizonte.

Quizás la pintura me ayuda a ser consciente de todo esto.

Pero ser consciente es solo un paso…

 

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